La Isla de Margarita es conocida internacionalmente por sus playas, pero en medio de esta fama, se pierde de vista otros encantos que bien vale la pena conocer y disfrutar. Como es el caso de los ríos y pozos de agua dulce que bajan de los cerros margariteños.
En el pueblo San Juan Bautista, principalmente en el caserío llamado Fuentidueño, hay algunos ríos, uno seco y otro con agua, en este último, subiendo por su orilla un poco inclinada, conseguirá una cancha, ahí puede dejar el carro y empezar la caminata hacia arriba.
El camino que encontrará está bordeado de piedras, que lo guiará por la ribera del río hasta localizar un lugar donde se han construido algunos cocinas a leña. Siga adelante, la caminata va de suave a moderado, luego apreciará una señalización importante: tablitas: La Guayabita, Caña Brava, El Machete, El Hacha, El Jobo y El Roble. Aunque el letrero que lo visitantes más hermoso encuentran es el de la Virgen del Chorro, de Valentín Millán, el hombre que vio a la virgen un 7 de abril de 1990: “Llegué a verte en tu cascada/ monumento natural/ Dios bendiga tu estadía / en este trono ambiental”.
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Lo que viene es más difícil, si es que corren con la suerte de que las pozas no estén llenas, en el caso que sí, llénate de ánimo y sube. Seguramente no habrá falta esforzarse mucho para llegar a una grande y honda, pues, hay pozas que tienen entre 3 y 5 metros de profundidad.
¡Haz llegado! Disfruta como un niño, lánzate, nada y siente la magia del agua dulce margariteña. Como esperamos todos, cuídala y ayuda a mantenerla limpia.
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