A diferencia de otras regiones, fueron los propios margariteños y no las administraciones gubernamentales desde Caracas, quienes crearon sus propias empresas para conectarse con el resto del país y abrir nuevos horizontes a la sociedad neoespartana.
Eso no hay que olvidarlo, es un motivo de orgullo para nuestro gentilicio, es la fuerza de lo que llamamos la margariteñidad, que he definido como “una práctica que atestigua la lealtad, la probidad y el apego a unos valores que viabilizan y proporcionan un comportamiento que gira alrededor de una pasión inculcada de generación en generación, por nuestra insularidad” y que sirvió y sirve como emprendimiento a hombres y mujeres para sacar y mantener a flote nuestro estado, es el caso de: Andrés Hernández Murguey.
Nació en Porlamar el 30 de noviembre del año 1900, fue hombre de ideas progresistas que se evidencian en las actividades que desarrolló, desde los 14 años de dedicó al comercio, pero se desarrolló como autodidacta y gran amante y conocedor de la filosofía entre otros temas, alcanzó el Grado 33 en su más alta distinción de la Masonería, una de sus pasiones.
Verni Salazar - Margarita ayer y hoy |
Aquí surgió el ingenio de Don Andrés: como no era buena la venta, cambió la etiqueta, mojaba los sacos con agua salada y los vendía atribuyendo su origen al contrabando desde Trinidad, fue el inicio del éxito, porque ¡Esos eran mejores que los que hacía Andrés Hernández! Luego construyó en la misma calle Gómez Nº 35 un edificio solo para la fábrica.
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Imagen inicial: Fotografías y Videos (Antiguas/Viejas) de las Islas de Margarita, Coche y Cubagua.
Historia y Antología de la Cocina margariteña. Ángel Félix Gómez.
Tomado de: revistapaladares.com.
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